miércoles, junio 04, 2008

borrador

Apenas alcanzado este cuarto párrafo y se preguntará usted, distintamente en función de su género y su concienciación más o menos católica, no olvidemos que este humilde donnadie escribe en y desde, que no para, algún lugar de Europa, y hasta ahí puedo leer, Se cuestionará, decía, qué puedo, quiero o deseo mostrar: el todo y la nada. Es el momento pues ahora de decidir con cual de sus variadas, y seguro hermosas, muecas ha de seguir interpretando estás líneas, que si ya con el rostro disgustado o deseoso, sinceramente reconozco, qué más me da, Si mi pretensión no es provocar a su cuerpo, incluido el revestimiento carnoso de su cráneo, sino mi alma, no la suya que adoro y respeto, sin peloteos, No en vano somos los seres humanos el centro, o estamos en él, cualquiera lo sabe; empáticamente reconozco que porlotanto el respeto por su ser es infinito. dicho lo cual anuncio que el todo y nada que a continuación seguiré retratando no lo son sino de mí mismo. Juzgará usted entonces si mis palabras son dignas de algo, de un gramo, al menos, Que por pesado y ligero, un gramo de algo, ya es algo y con ello afirmo sentirme dichoso. aunque retomando, que verá enseguida lo fácil que me disperso: ejerzo, un ser disperso me considero, en nada perfecto salvo por existir, Volviendo al asunto, reclamo su interés por un vocablo que antes siquiera de escribirlo, siendo de justicia reconocérselo y no para que me tome en serio, que pronuncié en viva voz y bien alto la palabra, ahora que únicamente mi padre, postrado en cama reposando de una operación a corazón abierto, puede escucharme, Y he dicho en alto, decía, entre sus sueños, ca-tó-li-ca. y más que iremos añadiendo. desearía sin embargo, en este momento retomar la historia de Ella y la pequeña diablura, mas no puedo, o no debo, pues merece más respeto guardar lo privado para escribirlo antes desde el banquillo de una iglesia que desde este hospital; Añadiré, por si alguien lo duda después de las tantas pequeñas pistas ya facilitadas, y no digamos en portadas y contraportadas –si es que han llegado mis palabras a sus ojos y a través de ellos a alguna otra parte, como desearía fuera su entendimiento, Aunque sea imposible e incomprensible, decía que añadiré: Que el corazón de mi padre rebosa amor, del que aprendí, tanto como fe católica y que es él, y no cualquier napoleón, Jesucristo o Buda, o ramses, bob dylan o lenon, o incluso el mismo Dios que hubiera, Grito, es él: mi padre. es mi personaje histórico favorito, Que así dicho del ser querido suena cursi sin que por otro lado nadie dude de que es cierto. y con ello no pretendo excusarme por letras que seguirán a otras, todas mías, sino dignificarle a Él, que postrado en pleno duerme-vela, todo católico, y viudo, es el ser no que más quiero, sino al primero que quiero como al que más, Y sí es el ser que más admiro.
Grandioso es entonces, justo sería reconocerlo, ser quien soy. o gracioso, quien sabe, pues en poco o nada comulgamos con el mismo entendimiento, aunque sí, y ese es mi deseo en esta vida, con la misma sensatez, honradez y virtudes, cristianas o no, o lo que es lo mismo, humanas, Como también reconocer que la base, me la grabaron a veces a fuego, hasta que descubrí al ser humano y otro de sus sentidos, el más común. así es como concluí, y créame que lo siento si piensa usted que tras esta conclusión finalizan estas líneas, sino todo lo contrario, concluí insisto, que el ser humano es aún más grande que el mismo y todos y cada uno de los dioses que, por los siglos de los siglos, ha sido capaz de inventar, O de crear, Dudando de que haya sido en alguna ocasión por vanidad, creyendo que las más por interés ya que hasta hoy bajo cada dios, por no decir sobre él, siempre alguien, directamente, se hizo de oro, Alguien como usted o como yo, no busque más lejos. siendo éste uno de sus pecados, la filosofía ha intentado algunas veces salvarnos de esa hoguera, otras veces directamente nos ha quemado, como la teología que tan bien conociera mi madre, Teodora. con el tiempo, confieso, y uso la palabra para que queden claras mis raíces, es más me confesé y aprobé filosofía, la última vez, vaya paradoja, allá por el c.o.u –momento nota a pie de página, y dejé de sentir esa necesidad de buscar hasta encontrar a ese ser superior que da sentido; aunque fuera discutible cual, Ya hace rato como se vio con el ejemplo que averigüé, y esto sí es osadía, lo absurdo que resulta perder el tiempo según con qué cosas. caso contrario de aquellos que siembran dudas y mayores cuanto mejores son las personas, posiblemente, y descubrieron lo fácil que es responder con insistencia preguntas innecesarias, Sigo pues sin comprender ni entender qué sentido tiene sentirse tan inferiores, porque aunque lógico parece pensar que el ser humano por sí mismo no pudo auto-crearse, inventar una explicación y dignificar una palabra: fe, es tan o más violento que contestarse: somos tanto que nos inventamos, Qué pasaría entonces, nada, como si hubiéramos surgido de ella misma, En todos los casos, mis pasos, los doy yo y eso es algo que no pienso olvidar; Y cuando muera, que moriré o no, o no sé cómo, y sólo entonces tal vez pudieran tener estas divagaciones cierto sentido y por lo tanto esperaré hasta ese momento evitando una hipoteca más, que la del banco, menudo dios, ya es bastante.
Habrá, es parte de la duda o la respuesta, hay, quise decir, quienes creen que las deudas hay que saldar antes incluso de adquirirlas, cual indulgencias. lo absurdo es que con esa historia del ni se sabe, seres humanos de pies a cabeza, pasen aún hoy por estos mundos, del reino animal, más con pies que con cabezas, coartada la libertad innata y la máxima ley también desde siempre inventada: el sentido común, que como genéticamente nos adaptamos, por qué no, exactamente igual que cada extremidad, por mencionar algo palpable, sentido, por evidente, o instinto. no llego a comprender, y mira que me hablaron de la fe, como a usted, sin duda, que dios sea como el hombre y que el hombre no sea como dios, Aunque todos, en alguna ocasión, nos sintamos como tal; quisiera saber entonces qué es dios sino el sentido común, descrito con ironía como el menos común de los sentidos, pero tan cierto y real como usted o como yo, Y quiero protestar por este lenguaje que nos comunica, machista y católico por excelencia, lo que ya de paso me invita a avanzar, ahora sí, hasta papas, cardenales y obispos, todos con testículos, unos más otros menos, imagino; como imagino que unos más usados que otros –y sustituya imagino por estoy seguro, a su antojo, unos con más oro o menos, vestidos con túnicas más sedosas o menos, más largas que cortas, predicantes de la pobreza portando joyas que sin duda, y estas sí que sí, se obtuvieron con sangre, sudor, y sobretodo lágrimas; clérigas o no, que bastante tormento han sufrido a lo largo de los tiempos, aquellos de la escala clerical más baja de cuantos han vestido sotana, hombres –y mujeres, sin duda, Santos; y un negocio vaticano. descubro con estas líneas que al igual que por cada millón de euros que amansa un millonario, de carne y hueso y sin túnica, un millón de seres humanos pasa hambre, Exactamente igual por cada papa católico, o no, que esa es otra, un millón de honradas, y tal vez engañadas según qué época y circunstancias, sotanas, han vivido en la miseria, predicando con el ejemplo. todo lo cual, dicho sea de paso, poco dice de aquellos que aspiran, dicen, con humildad, dicen, por designios divinos nunca humanos, insisten –qué poco se quieren, a sustituir a su dios en la tierra, lo que invita a pensar que la iglesia es como una ong, donde muchos hacen el bien guiados por su sentido común, bondadoso y humano, mientras los menos humanos, aunque también, hacen de ello en su modus vivendi; Una pequeña y sagaz diferencia reina en ambos casos, creo: aquellos que imponen la necesidad de la fe, aún desde el sentido común, es decir, con absolutamente toda su buena intención, coartan la libertad individual, colectiva e innata, llegando la paradoja y lo increíble hasta el extremo de afectar sus predicamentos no sólo a las personas sino también a los animales; Me lo cuentan antes de nacer y no lo creo, es más como Groucho grito que paren el mundo que me bajo, si pudiera… al menos de éste.
Son símbolos, la penitencia es un símbolo, la biblia sagrada una gran metáfora, desde el génesis, Algo que hoy ni desde el vaticano rebaten vista la ciencia, digo la evidencia, pero que, reitero, por los siglos de los siglos, se grabó, a veces pienso, que no sólo en la conciencia colectiva, sino como insinué, hasta en nuestros genes; Y no imploro con estas palabras una solución científica a la causa sobre la que ahora disperso, para qué si animo a evitar siquiera la pregunta. más bien ofrezco pruebas palpables, tanto como las heridas de un tal Jesús, no del engaño al que nos hemos sometido, al parecer, desde siempre, sino del Negocio. lo triste, y avanzo, no ha sido –por usar un tiempo presente y no juzgar tiempos de incultura pasados, que el tinglado siga montado, aunque en decadencia occidental y progresión oriental, según en qué punto del mapamundi nos queramos colocar, Lo indecente es que, vista la egoísta senda, y conocido el resultado momentáneo, que no final –ese nunca se adivina, a la par que lo más libre y maravilloso, es que otros seres humanos hayan ido creando tantas ramificaciones santas como negocios de la fe es capaz de asumir la economía mundial; que es la suma de millones de pequeñas economías, incluidas la suya y la de este servidor. agradaría que llegados a este plan de confianza en el que yo hablo, escribo, y usted lee y tal vez entiende, gustase de tenerme delante y espabilarme: pero cómo lo más libre y maravilloso, dices, debiera ser lo contrario; Pues no, no es lo contario, al menos para quien entiende la Libertad como otros entienden a Dios y no está dispuesto a renegar de lo peor de lo peor, ni de los grandes errores, humanos, que pueblan la historia, y lo que os rondaré, morenas. y por ahí hay quien significa dios y libertad y así lo cree, no puedo sino aplaudirle mientras no haga mal, o el mal que, por cierto, pocos discutimos lo que es, A qué tanto filosofar sobre el bien y por qué no resumirlo en que no es sino lo contrario del mal, Por más que incluya el termino definido en la propia definición, del bien y el mal en su conjunto, no he encontrado otra más correcta; ni motivo por el cual deba separar uno del otro si conmigo, y de serie, no sé si en mi ácido ribonucleico, y en mí, nacieron ambos, Mientras la sabia naturaleza, y ante tal desafío evolutivo, me dotó, como a usted y como en todo a unos con más y a otro con menos, sentido común.
Sin saber por qué, y así me ahorro encontrar un motivo, recordé mientras escribía lo que supe de cierto, qué osadía, de un tal Alejandro Sexto, cuyo apellido iba en romanos. que gobernó creyéndose un dios, o un hipócrita, sin duda al igual que alguno de sus césares que vivió cual arcángel, espada de la tiranía en mano. hechos, como tantos otros, que no se zanjan con un triste y siempre futuro perdón, No siendo especialmente criticable la actitud, y rectitud, de aquellos hombres, y alguna mujer –no siempre los papas han tenido huevos, especialmente critico la historia, incluida la propia, de la santa madre iglesia que de ejemplos para despreciarla están los siglos llenos y que si sigue viva, más que por la solidez del negocio, qué menos, es porque los seres humanos no somos como dios, es decir, terrenalmente eternos. quién sabe si esta teoría sirve para desmontar otras, como la de la reencarnación, bastando afirmar que los mismos hombres no podríamos habernos dejado coartar una y otra vez: así pues la muerte, y el olvido que representa, no de los pensamientos de los que se quedan sino de los del que se va, se ha convertido, ya lo dispersé, en el centro del negocio, Y contra semejante contrincante, estaremos de acuerdo, no hay quien pueda eternamente.
Defiendo la libertad previa al éxito o al fracaso, individuales. como juzgo desde mi óptica y mi experiencia, sin censor, que cada cual con la suya haga lo que guste, Venderla al mejor postor, regalarla o disfrutarla, allá cada cual; Siempre que no se ejerza para hacer el mal, al prójimo, Lo contrario de hacer el bien, vamos, Es como educar a un niño, A qué enseñar entonces que dios exige sacrificios humanos, hasta de los hijos propios, convierte a las personas en estatuas de sal, o las asesina, existiendo premeditación y alevosía en la historia de Noe no puedo describir el momento con otras palabras, a niños en biblias contadas a los niños. esas prisas por guiar los pasos, ajenos, por no dejar disfrutar de la infancia. a qué inventar un hombre del saco, si para jugar ese papel, otros hace tiempo describieron un dios, Posiblemente porque es más fácil para un niño imaginar a un hombre, con un saco, que a un dios, y aún así… reniego pues de la fe, cualesquiera, como coartada para no hacer, no ser, no estar, Para no comer carne o no disfrutar del sexo como gustemos, por ejemplo, Para no creer que el ser humano es imperfecto y que el pecado, ese sí, verdad, está inscrito y descrito en nuestros genes. qué es, sino, el pecado. una excusa para someter cuando bien es sabido que si existe el bien es porque existe el mal, Y por lo tanto jamás, los hombres y mujeres, desde un punto de vista formalmente católico nacemos perfectos; no pienso yo eso de Ella, sencillamente sé aceptar, sin condiciones ni coartadas, que tú, si se me permite el acercamiento, eres tan bueno y malo como yo, siendo esa, si la hay, la perfección humana; altos y bajos, guapos y feos, gordos y flacos, rubios y morenos, En lo físico, si no hay dudas, por qué ha de albergarlas lo psíquico, hasta lo espiritual. Imagine una sociedad, que la habrá, en la que por ser enano, o un gigante cualquiera, se fuera un proscrito destinado a morir eternamente aún después de haber muerto, Y no me niegue, ahora usted, que este sea un lenguaje directo y libre, libertad que ejerzo, nuevamente, para hacer, por fin un punto, y a parte en estas reflexiones y seguir contando mi historia.
Recuerdo hace unas horas, las ya transcurridas junto a mi padre, He descendido un poco el cabezal de la cama, tapado y admirado, con amor; En el metro, silbando, chirriar de conexiones fruto de la contemporánea siempre modernidad sobre el tejado metálico, como lo más normal del mundo. sin apenas mirarnos a la cara, somos tantos que cada cual podría ser una hormiga y morir aplastada mientras el resto, incansable, nos afanamos a la tarea de ser hormigas, Confesaré, disperso, desde que hice las presentaciones del cuarto párrafo, han sido horas ya; gracias a la torpeza en describir inspiraciones, atendiendo a mi verdadera misión en estos momentos. permítame dejarle en el segundo plano, tras mi padre, Amado lector que entiende ahora porque unos minutos de lectura son unas horas, decía; Así igual, en el metro, ensayando frases lúcidas, arribo como alma en pena, no de tristeza, De ignorancia propia y ajena, a qué negarnos aún cuando estamos unos de otros, delante; porque siendo únicos no queremos dejar de serlo y compartimos, tal vez, ya demasiado, con demasiados, En el metro, En la tienda, En la calle, En el teatro, En el autobús, En la vida. en su morada no, ahí nadie puede, ni debe, negarse: salvo excepciones. a sí mismo, los que elegimos y los que nos eligieron aún sin conocernos, Y eso es jugársela y mucho, A qué la extrañeza de la falta de instinto, maternal y paternal, aún mayor cada día, cada minuto; Reconozco que es posible hablar del egoísmo y que todos nos entendamos, entonces, disperso, recuerdo nuevamente al genial Groucho. y después el mundo en que vivo, Él entretanto luchando por no perder el sueño y un servidor porque no lo coja usted. económicamente nací, que no elegí, en la parte del mundo, sino la más, capitalista, Amparado en su génesis por la libertad para el enriquecimiento; libertinaje. al fin y al cabo, atentado directo a la esencia humana, permitimos con nombres y apellidos este atroz sistema, anónimo y ajeno siempre dolor y miseria, Arraigado instinto de supervivencia sin duda asombrosamente también, somos capaces de convivir extraordinariamente bien, gobernados. intereses bancarios, sangrientos aumentos del precio, no valor, del petróleo; sueldos multimillonarios de gentes que aportan opio, normalmente esférico o veloz, Imparable aumento del índice de precios, descomunal incremento de los beneficios del ladrillo. que todo parte de su bolsillo y el mío –no aspiro a aquellos que aborrezco, que acaban acaparando las máquinas, enormes computadoras que nos gobiernan, Mientras atónitos anulados consumistas leemos que los porcentajes de beneficio de un ejercicio, sobre el increíble aumento de los beneficios del anterior, no se resienten. son las máquinas, porque los agraciados, a la hora de recordar dádivas o ser publicitadas sus proezas adineradas, no tienen nombre y apellidos, A penas, ciertamente unos cuantos a los que injustificadamente hay quien admira mientras por ello, allí lejos, millones de semejantes fallecen, Bits han de ser, que no conciencias –lo que pone en evidencia que la informática, en cierta forma, también tiene su cromosoma, Quiero decir que no se puede declarar la guerra con conciencia; por ejemplo evitar pensar en las vidas sesgadas, extrañas o no da igual todo es un cálculo juego de poder, económico, que arruinamos; que no se debe vivir pensando en ser multimillonario al morir, tras letras mayúsculas e igualdad postulada con letras de oro, sabedores de que lo que a otros les falta otros lo poseen no cesamos de permitir, y he aquí, como mínimo, un gran meollo, que el dinero llama a gritos al dinero, legalmente. y si es la ley cambiar la ley, imantemos euros, dólares, yenes, libras que se repelan entre todos y entre sí, E intentaré explicarme queriendo evitar el riesgo de dispersar más de lo debido, que debiéramos llegar a un consenso común de cuanto es lo más que necesita un ser humano; acepto multiplicar luego esa cifra por diez y lo cambio porque el montante sobrante, todo aquel que estas máquinas no puedan legalmente poseer, por propia inercia se redistribuya, Que atenta contra la libertad, atenta contra el egoísmo, no confunda señor ególatra y no se crea admirado, sino repudiado por este jeta que puede quejarse de muchos vicios, no tantos como vilmente instruidos solemos decir que quisiéramos, sin duda suficientes con sólo recordar que no elegí nacer en el económicamente primer mundo y humanamente mísero mundo, pido también que me lea hoy, tres de junio del dos mil ocho, por ejemplo: un zapatero, Que me diga porque esa ley no es posible y de paso que charle, por ir adelantando, con Obama. probablemente no acertaré ni eso mientras veo como quien me dio la vida sin concretamente elegirme y no le importó, se revuelve en una cama que sentirá vacía y extraña, Y menos vacíos extrañamente se sienten los afectados por esta utopía que culturalmente imposible desconozcan. Insisto que no elegí pero elegiría cambiar el mundo, sino de planeta.
Tampoco he de mostrarme, lo sé y gracias por recordármelo, -no olvide que habita en mis pensamiento de una u otra manera, vanidoso, si acaso algo pretencioso, cargando de moralina estas líneas. así permítame la osadía, no de preguntarle como cuestiono, usted qué haría, sino la aún mayor que rogarle que cierre estas páginas y medite sobre ello el tiempo que hubiera podido gastar, no sé si bien o mal, con este entretenimiento, Después llámeme y con razón vanidoso y pretencioso, o yo que sé. me inspira también la imagen en el metro, todos sin hablarnos. haré lo mismo.
Para todos, aquellos que aceptasteis la inter-relación mágica, y los que aún no desfallecidos seguís acompañándome, continuaré, disperso, y evitando ser germen de síntoma alguno de examinador de conciencias; para dar ejemplos está uno, Reconociendo que este firme propósito de cambiar de tercio arraiga la intención de no inspirar un título de autoayuda, aprovecharé para matizaciones. una es mi idea de género sobre mi idea de sexo pues no en vano es evidente que a ambos me referiré, Indistintamente cual sea el motivo y recordando que ya lo hice, Hablaré de sexo y me referiré a ambas condiciones, a todas para ser exactos: y por igual, asexual, homosexual, heterosexual o bisexual, siendo seguramente la última vez que escriba estas palabras que normalmente me gusta disfrazar no con otras, sino con frases completas, ideas. en cuanto al género, desde el mismo plano de respeto y deseos de felicidad que lo referido a las condiciones, sin duda, cada vez que estime oportuno matizaré si me refiero a Ella, otras, o vosotras o a algún tipo de alcornoque, Y tiro del hilo ya que surgió; cuando hace tiempo ya escribí que lo mejor de una mujer es lo mejor de lo mejor, no pensé que acabara reconociéndolo: borro, afirmándolo tajantemente también a través del lenguaje verbal, Porque es lo que me enseña la vida, también lo que aprendí de mi madre, normalmente todas coraje en una u otra medida, nosotros troncos la mayoría; porque si la satisfacción máxima obtenida en la vida, cualquiera fuera el motivo o placer que propiciaran ese momento, es cien, cien es el número más bajo en la escala de la felicidad que un hombre heterosexual, maltratador o no, puede recibir de una mujer. y amén, por el momento.